domingo, 1 de noviembre de 2009

Añoro

¿Cuándo será, hermanos,
que un domingo de misa,
por pesares tercos,
recalcitrantes,
nos dispongamos
a la mesa, libres
del adiestramiento en
la mezquindad
para aprender a aceptarnos?

¿Cuándo será, hermanos?

Que un domingo agrio,
con el sol norteño,
sin pesares y holgados
disfrutemos sin usura
de las leyes de la sangre.

¿Cuándo será, hermanos?

Que rememoremos
los tiempos mozos de
la célibe estructura familiar,
que núbil y cándida,
ardía a todos con su calor.

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