sábado, 26 de septiembre de 2009

El miedo a la profundidad.

“El miedo a la profundidad ha generado la superficialidad de todas las relaciones”.

Osho, La semilla de la mostaza.

Las relaciones interpersonales han cambiado y no es para bien, se han vuelto inmaduras y superficiales. Ahora una esposa es una novia y un marido un novio, los amigos son conocidos y la familia son compañeros de estadía.

Nadie está dispuesto a despojarse de su figura exterior para poder sumergirse en la profundidad y esencia de su ser, de donde brota realmente su existencia. Nadie desea abandonar su molde superficial, su filosofía social, su sistema, sus conocimientos y avances en el mundo exterior…después de todo ha costado mucho adecuarse, pues desde niños a todos los hombres (seres humanos) se nos reprime de tal manera que debamos abandonar algunas costumbres y creencias para encajar en una sociedad que carece de creador, pero que todos siguen. Así, pues, al reprimirnos vamos abandonando rasgos personales – esencia – que terminan por ser atenazados en lo profundo de nuestro ser. Son desterrados y arrojados a la oscuridad.

Esa parte reprimida, que es nuestra esencia, tratará siempre de reafirmarse, de mostrarse en el exterior y habrá que reprimirla por mucho tiempo y continuamente. Es por eso que tememos a la profundidad, porque sentimos miedo de lo que está dentro de nosotros, de lo que somos nosotros en realidad.

El mundo es de los locos y tiene sentido. Cuando un psiquiatra analiza a su paciente, no lo está sanando, porque él también está enfermo; sino que lo está reparando, volviéndolo útil de nuevo hasta conseguir que sea una pieza funcional dentro del mundo normal, pero no lo está sanando. Y no está mal eso, un enfermo puede ayudar a otro enfermo, pero jamás sanarlo si poseen la misma enfermedad y ninguno sabe cuál es; pues la enfermedad de la que sufren no es física. Así pues, los psiquiatras sólo sirven para regresarte a la masa de la cual has roto los límites de demencia normal, o sea, de estado racional. Todos viven en un estado de demencia normal, porque ellos se consideran normales, pero están enfermos; el que sale de esos límites normales está enfermo para ellos. Hasta los más grandes psiquiatras tienen miedo a la profundidad, porque exteriormente se han adecuado a la sociedad mejor que nadie, pero también fueron niños y también la psiquiatría, sus padres, sus maestros y la sociedad en general los han reprimido. Por eso temen a la muerte simbólica, saben que su sistema se derrumbará como cayeron en otro tiempo grandes escuelas de pensamiento filosófico como las Aristotélicas y las Platónicas. Todos los pensamientos resultaron inútiles, todos hechos polvo, porque el pensamiento en sí no es más que una invención del hombre. En consecuencia de esto, el hombre se ha convertido en un ser egoísta y dubitativo, ya no existe la confianza ni entre dos amantes – esposos – ni con los amigos, ni con la familia. Todo es superficial.

El mundo es de los locos, ¿qué espera la humanidad para enloquecer? Suena algo utópico, pero ¿no es eso lo que siempre nos han enseñado? ¿Que lo que carezca de razón en la sociedad es utópico?

2 comentarios:

  1. Excelente Artículo, es una lastima que este tán acertado, con respecto a la carencia de sentido y de raices en las relaciones humanas.
    Saludos Gerardo
    Fobias

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  2. Gracias Gerardo.
    Tu blog es bastante interesante, voy a visitarlo seguido.
    Saludos.

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